Nunca
pensé que volveríamos a vernos una
tarde de color malva.
Y
azul.
Y
azul
Ya
ves, busco el equilibrio por
el borde amarillo de la acera. Y
vas y me miras como si fuera nebuloso. Sonrío. Sé
que dudas entre besarme, ofrecerme
sólo tu mano o
convertirte en estatua. Yo,
tengo claro que hacer.
Te
beso.
Te
beso.
Te
acaricio ansioso la espalda. Hundo
mis dedos en tu pelo. Y
voy y te cuento que
hace poco pinté
mi casa de rojo. Perdí
el miedo a
dejar abiertas las ventanas. Que
ya no lloro fácilmente. Y que me alegro de verte así,
tan gris, tan
gris y tan blanca, tan
blanca, tan nosotros. Tan
como antes.
Tú
sólo dices que
nunca pensaste que volveríamos a vernos una
tarde de color malva.
Y
azul
Y
azul
Dices
que estas cansada de
andar por ahí verde oscuro, casi
transparente. Y
que ha llovido mal desde
el último invierno.
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